Es un hecho de que en los últimos años se ha observado un auge en la Responsabilidad Social Corporativa dentro de las empresas. Sin embargo, a pesar de esta preocupación por hacer un cambio a nivel social por parte del mundo corporativo, el desempleo sigue afectando la vida de miles de personas, el rezago escolar sigue aumentando, el cambio climático sigue amenazando al mundo, etc.
Esto, pone sobre la mesa cierta deficiencia en la manera en la que las acciones de impacto, muchas veces, no plantean soluciones efectivas y duraderas a las problemáticas sociales y ambientales a las que nos enfrentamos actualmente. Pero entonces, ¿cómo podemos establecer si un programa o proyecto funciona?, ¿cómo podemos planificar y desarrollar mejores acciones futuras partiendo de acciones presentes y pasadas? La respuesta es muy simple: a través de la evaluación de impacto. Con este proceso, no sólo se busca analizar si la problemática identificada mejoró o empeoró, sino que también se determina en qué medida esa acción o proyecto concreto ha sido el responsable de ese cambio.
Para lograr esto, una técnica muy efectiva es el definir indicadores.
“Un indicador es una forma de verificar empíricamente qué pasa con los factores que me importan”, explica Claudia Maldonado, directora general de CLEAR-CIDE, en el Segundo Encuentro de Medición de Impacto Social organizado por Ashoka. Lo que explica la experta en este tema, es que por ejemplo, no es posible medir “el empoderamiento de la mujer”; sin embargo, sí se puede medir su autosuficiencia económica, situaciones de violencia intrafamiliar, su estatus socioeconómico, etc. Es así que, a través de indicadores, se puede establecer su nivel de empoderamiento.
Un buen indicador es medible, sencillo, accesible y coherente. Determina y captura cada acción de un proyecto, tiene los atributos necesarios para verificar su función y para confirmar su influencia positiva en la creación de un cambio social. Claudia Maldonado traduce esto a un ejemplo:
“Si lo que queremos es producir un cambio social, necesito un método de transformación de activos en bienes o servicios que generen un cambio social. El producto de un proyecto social no es lo mismo que el cambio social en sí. ¿De qué sirven 10,000 desayunos escolares si ningún niño se los come? ¿o cinco mil cursos de alfabetización si nadie los cursa o consigue empleo con ellos?”
Es así que se plantea la importancia de hacer impacto social inteligente, con la capacidad de cambiar vidas a largo plazo y que realmente esté contribuyendo con soluciones innovadoras a los problemas del mundo actual.
Otro aspecto a considerar y de suma importancia es establecer claramente los parámetros de cada indicador (su definición, su método de cálculo, su frecuencia de medición, y lo que se pretende conocer con él para poder utilizarlo efectivamente) pues no hace sentido hacer uso de algo sin antes comprender cómo funciona.
Como mencionamos antes, esta es sólo una de las muchas técnicas para evaluar el impacto; dale click a este enlace para conocer otros métodos que podrías aplicar para hacer estas evaluaciones en tu empresa.
¡Recuerda que todo esto es replicable para tus propias necesidades de transparencia corporativa y para conocer cómo empezar a medir tu alcance e impacto en el mundo de la responsabilidad social corporativa!